En las afueras de Carmona se alza desde lo alto de un
promontorio, dominando un otrora extenso páramo, un viejo y semiderruido
edificio…De tétrico aspecto y amplias dimensiones lleva consigo una demoníaca
leyenda…Estamos hablando del llamado “Monasterio del Diablo” o “Monasterio
Maldito”, un lugar en el según dicen, habita el mismísimo Diablo aunque
realmente se llama “Huerta de los Frailes”, rebautizado posteriormente como
“Huerta de San José”.
Fue hacia el año 1620 cuando se fundó esta vasta extensión
de terreno un monasterio de Franciscanos y Dominicos para el internado e
iniciación del noviciado. Algo que realmente al investigador no puede dejarle
indiferente es el hecho de que en la bibliografía auténtica de la noble ciudad
de Carmona no exista ningún documento existente adherible a la historiografía
de este convento...
Es como si el tiempo hubiese intentado borrar sus huellas
para tapar algún momento pavoroso del pasado. Solamente se poseen dos
documentos que acrediten la existencia física e histórica del convento. Uno
habla de una donación, en forma de alimentos, que hizo el ayuntamiento para
intentar que los monjes no se muriesen de hambre, el segundo de estos dos
documentos lo podemos encontrar en el archivo histórico del ayuntamiento de la
ciudad Carmonense, y quizás, pese a ser el más extenso de los dos, sea el más
misterioso…En dicho archivo histórico nos topamos con un documento estremecedor
que dice así
De una parte, José Díaz de Alarcón, Escribano y por otra,
Juan Rodrigo Perea, fraile Dominico, en unión con alguaciles y demás fuerzas
públicas y religiosas nos narra así los hechos:
“Yo, señores, me hice fraile Dominico en el convento de S.
José, donde entré al noviciado hace ya tres años poco más”
En la mañana del 20 de noviembre de este año de nuestro
señor (1680) entró por parte de Cantillana, un aspirante al noviciado que dio
llamarse según recuerdo D. Jaime Malvidas y que fue aceptado con plena
satisfacción por parte del prior y demás.
Ese hombre era alto, de cejas muy pobladas, de nariz
aguileña, y su cara era tan fina como la de una espada. Nunca le vi en compañía
de otros en la huerta o en la capilla, por lo que nos extrañó…Yo señores, no sé
como ocurrió, que en la mañana del 2 de noviembre del susodicho año, cuando
desperté, no encontré la puerta de mi celda abierta como era la costumbre (pues
como ustedes saben todas las noches nos echan llave y cerrojo) y creyendo que
era aún muy temprano, me entregué a profundas meditaciones.
Después de esperar mucho rato, sentí por fin unos pasos
débiles que provenían del pasillo y que venían a morir justo en la puerta de mi
celda. La puerta, de un suave golpe, quedó abierta; pero cuanta fue mi
sorpresa, cuando pude comprobar que atrás de esta no había nadie…Entonces fue
cuando pensé que quizá la misa primera ya hubiese empezado, y me hubiese
quedado dormido y castigado, pero al ver las puertas de las celdas de mis
compañeros estaban abiertas de par en par, quédeme pensativo un momento, para
después salir corriendo hacia la capilla. Cuando llegué a esta, no vi a nadie,
y entróme un calor desde la garganta hasta el pecho, cuando oí unos lamentos a
media voz que al parecer provenían de la cocina que estaba al lado de la
capilla…Cuando llegué a la cocina, los quejidos se oían más fuertes dentro de
mi, que pensé que era yo mismo el que los producía. Pero pronto me di cuenta de
que el lugar de procedencia era el sótano y sin poderlo remediar, me vi no sé
cómo bajando sus empinados escalones. Y maldita sea, señores, maldita sea el
momento en el que entré en aquella habitación, pues al entrar encontré al Padre
Prior y a los demás frailes colgados de los ganchos donde solíamos colgar los
cerdos, jamones y chorizos. Yo señores, al ver aquel marco infernal y sangriento,
comencé a ver unos seres pequeños, que apiñados alrededor de los cuerpos
muertos, comían sus carnes. En aquel momento sentí un desmayo pasajero, y pude
ver señores, cómo los seres que antes os había hablado se reunían en uno solo,
de aspecto repugnante. Mirándome me dijo estas palabras; “Te dejo vivir, para
que plocamaras mi venida al mundo”. Entonces, un fuego comenzó a propagarse por
el sótano…No pude músculo alguno, para moverme y salir corriendo, y cuando pude
hacerlo, la misma voz que referí anteriormente, me volvió a decir; “ve y di que
Satán esta aquí”…
Otra parte atrayente de este documento es la que relata el
Alguacil Alonso Sans de Heredia, en su relato habla del momento del
enterramiento de los monjes asesinados y explica referente a un hecho insólito
y no menos estremecedor. Cuenta que en el momento del enterramiento, realizado
en los terrenos del sótano, y delante de muchos paisanos de Carmona fueron
testigos de un «sobrenatural fenómeno». Este consistió en un oscurecimiento del
cielo, y entre dos columnas de fuego, la visión de un rostro horrible en forma
de alimaña. Más tarde, en un fulminante rayo, descendió una blanca luz y de
esta bajó un ser en forma más humana. Comenta que todo el mundo salió
despavorido.
Otra parte extraña de este mismo relato es la de un intento
de exorcismo por pate del pueblo en el cual cayeron muchas más víctimas de
manos del mismísimo diablo. Después de aquellos hechos se mandó sembrar con sal
el lugar para alejar al demonio y desposeer de todo mal aquel lugar sagrado.
Por una bula papal, se ordenó a la ciudad de Carmona que
durante dos años fuesen dadas misas y procesiones.
La moderna historia del edificio se halla plagada de relatos
extraños y extrañas experiencias en el interior del mismo.
Uno de esos osados investigadores que se han acercado al
lugar en numerosas ocasiones es Francisco del Toro, quien con su equipo de
investigación ha sido de las primeras personas en investigar de forma seria lo
que allí acontece. Es precisamente durante una de sus incursiones en el lugar y
acompañado por las cámaras de “El Buscador de Historias” de Tele 5 cuando son
testigos de un hecho singular: «Fue muy extraño, estábamos en el interior del
edificio cuando de pronto los volumétricos comenzaron a sonar como detectando
algo y entonces fue cuando vimos una especie de luz, una esfera luminosa o algo
similar que avanzaba hacia el final de una de las galerías, fue muy extraño».
Otro testimonio lo encontramos en José Félix Durán: «A mí me
retiró del mundo de la investigación aquel suceso, acudimos a investigar,
llamados por la curiosidad y alentados por la fama del sitio y los programas de
misterios. Estando allí comenzamos a sentir ruidos extraños, como golpes, los
detectores comenzaron a sonar, no estábamos solos, y de repente comenzamos a
sentir pasos que se nos acercaban así como un lejano murmullo que se fue
convirtiendo en una especie de salmo cantado poco a poco… Cuando aquello nos
tenía casi cercados salimos como pudimos por uno de los huecos de las ventanas…
dejamos allí todo el equipo y nuestras ganas de seguir investigando, fue algo
terrorífico. A Justo, mi compañero, y pese a que han pasado ya cuatro años de
aquello, no se le puede mencionar siquiera la experiencia… Fue un shock para
todos». En el lugar se han practicado sesiones de ouija, no es extraño
encontrarse con los vestigios de estrellas de cinco puntas o pentagramas
dibujados o practicados en el suelo junto a velas negras en todo tipo de
adoraciones y prácticas ocultistas.
Recientemente el investigador Luis Mariano Fernández, de
Málaga, vivió una experiencia en el interior del edificio que difícilmente
olvidará. Los autores de estas guías se encontraban aquella noche de miedo en
el monasterio, así Jordi Fernández se encontraba junto a Luis Mariano Fernández
explicándole todas las argumentaciones de la leyenda que recaen sobre el lugar
y las prácticas satánicas que en su interior se producen. Tras ellos,
acompañándolos, estaban MARÍA José F. y Carmen R. Mientras visitaban una a una
todas las estancias del lugar Luis Mariano Fernández y el resto del grupo tuvo
una especial y desagradable sensación al entrar en la última habitación del
último ala del edificio, el malagueño lo narraba así: «Era como si algo creara
malestar al entrar allí, tenía uno la sensación de estar vigilado, de no estar
solo, como se dice ahora: daba “mal rollo” estar allí dentro». Y así el grupo
descendió al desvencijado sótano, a la cripta del edificio, una cripta donde
conducidos por Jordi Fernández éramos descubridores de un hecho casi macabro… En
el suelo restos de animales muertos momificados casi… ovejas, un cordero y
gallinas, a su alrededor algunas botellas de ron de caña y un recipiente que
recordaba las prácticas de rituales afrocaribeños a decir de Luis Mariano
Fernández y verificado tras consultar a diferentes expertos en estas
cuestiones. Tras salir de la cripta comienzan a manifestarse una serie de
hechos inquietantes; Jordi Fernández junto a María José y Carmen R. pueden
observar en la habitación del final del ala un resplandor, algo que les llama
la atención, cuando todo el equipo se encuentra allí el fenómeno ya ha pasado.
De regreso en la nave principal del edificio comienza una rueda de entrevistas
para el programa dirigido en Málaga por Luis Mariano Fernández “Mis Enigmas
Favoritos”.
Llegados al ecuador de las mismas se comienzan a escuchar
unos extraños sonidos provenientes del final de la galería, un extraño
arrastrar de pies que se mueve lentamente de un lado a otro, la temperatura en
aquel lugar y en el altar es recogida por los aparatos de medición:¡¡¡-15ºC!!!;
es imposible a menos que lo paranormal se esté manifestando, y José Manuel
García Bautista decide dejar las labores de grabación encomendándolas a Ana A.
para ir a investigar la procedencia de aquel sonido. Al llegar al lugar puede
ver cómo un sombrío personaje, una silueta luminosa, comienza a deambular por
la segunda ala en dirección al final de la galería… José Manuel García da la
voz de alarma y comienza una carrera tan frenética como pavorosa tras aquella
silueta luminosa, tras él sólo pueden seguirlo, a duras penas, los
investigadores Luis Mariano Fernández y Jordi Fernández. Al llegar algo sucede,
algo repele al investigador al entrar en la habitación y sale despedido varios
metros atrás, en segundos se recupera y trata de ganar la entrada de la
estancia quedando semiarrodillado. Tras él Luis Mariano Fernández afirmaba: «Ha
habido un momento en el que yo te he visto volar por los aires varios metros
hacia atrás, aquello era sobrehumano desde luego… era como si algo te hubiera
empujado y elevado varios metros, ha sido muy fuerte».
De regreso continúa la rueda de entrevistas, es precisamente
durante la misma cuando José Manuel García pierde el conocimiento y cae sobre
el terreno quedando inerte sobre el mismo… El grupo teme lo peor…¿Producto de
la frenética carrera o una nueva víctima del misterio tras el misterioso
fenómeno de repulsión física vivida minutos antes? Tras momentos muy tensos,
Carmen R. inquiere al grupo que es hora de marcharse… Algo ha notado, algo ha presentido,
alguna sensación incuestionable: «O nos vamos ya o algo malo va a suceder».
Tras lo acontecido todos se disponen a recoger los equipos, pero algo, tal vez
ese Maligno, no quería que su advertencia cayera en el olvido y sirviera para
ocasiones venideras… Luis Mariano Fernández sufre un serio percance: al
marcharse algo atraviesa su grueso calzado hincándose en la carne de su pie,
seguidamente siente algo caliente y todos temen lo peor… Un cristal punzante.
Colocado casi maliciosamente, malignamente ubicado, ha atravesado la bota del
malagueño… como una profecía la noche no deja de deparar continuos incidentes y
el ambulatorio municipal de Carmona registra el ingreso de Luis Mariano
Fernández. Aquel cristal tan solo ha rasgado la piel del malagueño, pese a todo
necesita atención médica, como lo demuestra el parte de urgencias redactado. Y
curiosamente la historia del monasterio maldito no pasa desapercibida a ninguno
de los presentes en labores sanitarias: uno de los ATS que atiende al paciente,
al salir, indica: «Vuestro amigo ha tenido mucha suerte, por un poco más no se
ha destrozado el pie, hubiera sido fatal, casi milagroso. No sé cómo os podéis
meter en aquel sitio, eso es un lugar maldito donde suceden muchas cosas
extrañas, aquel suelo está maldito, de verdad, no regreséis».
Es la historia de un lugar maldito, del denominado
“Monasterio o Convento de los Frailes” para unos y “Monasterio del Diablo” para
otros porque aquí, dicen, es donde se encuentra la última morada del mismísimo
Diablo…
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